COMO UN ANIMAL... SIN DERECHO AL RECLAMO

Danzando al ritmo del saxo  elegante... Y siguiendo el ritmo de un lento  blues... Mis oídos se deleitan con esa  suave melodía...


Danzando al ritmo del saxo 
elegante...

Y siguiendo el ritmo de un lento 
blues...
Mis oídos se deleitan con esa 
suave melodía...

Que no solo me invita a la 
melancolía y a deslizar 
mis pies; al ritmo de su   
sinfonía. 
Caí al suelo de rodillas y
de nuevo me invadió,
el recuerdo...
Más de mis penas, que
de mis alegrías...

Empiezo un nuevo día.
Una suave congoja,
me oprime, el pecho
cuando los recuerdos vuelven
de nuevo, y caigo en total derrota...
El relámpago alumbra con
claridad mis desdichas...  
Y de mis ojos las lágrimas 
brotan...
Quizá es por la sensación 
que despierta en mi interior 
esa sinfonía;
O por el agudo dolor,
en el pecho, que me sobrecoge.
Experimentando todavía   
esa sensación de sorpresa
y miedo;
del recuerdo de mis penurias.
Y de nuevo, 
mi rostro se ensombrece...

Cuando tienes una vivencia 
así de dura.

Y el llanto incontenible brota...
Solo tienes dos opciones...
O lo secas con rabia y enojo...
O lo dejas escurrir y dejas
que te inunde...
El alma y... 
No solo el mojar de tu ropa...
Yo al principio lo sequé con 
enojo y esa rabia natural 
sentida por la injusticia,
con la que se me trató...
Les prohibí a mis ojos 
derramar una sola lágrima 
más... 
Y mi alma reseca recibió 
una y otra vez la furia de 
la ignominia.
Una completa degradación 
de un ser humano
A un animal sin derecho al 
reclamo.
Así... 
Mientras mis pies se deslizan 
al ritmo de la melodía, 

Me vino el recuerdo...
De mis luchas fallidas y del 
otrora fracaso...
De la guerra perdida,
de mis lamentos... Y
de los   ¡Ay ´s! De mi agonía.
¡Basta ya, alma mía!
¡Deja de atormentarte!
y de echar sal a las heridas.

Por un momento voy a mi silla...
Ahí me espera en la mesa, 
un café solitario,
negro como mis penas sombrías...
Hoy lo preparé amargo...
Sin embargo, mi paladar 
se deleita al dar el primer trago...
Lo sorbí después lentamente...
No... 
No es lo mismo un café amargo, 
que lo apuro en suaves tragos... 
A los tragos amargos...  
Largos e interminables que en 
ese tiempo bebí.
El café hoy...
Así me lo preparé...
Pero lo que en ese 
tiempo viví...
Es algo que yo no quise...
 Y no lo busqué...
 Sin embargo... 
Lo tuve que beber...


Yo fui como un animal...
No tuve el derecho al reclamo.
Azotada fui con furia por un
hombre perverso que se creía
mi amo...


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Derechos reservados.
Escrita por Ely.Rmz


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