INDOMABLE.

Entró su padre a la casa y venía de su brazo su flamante y nueva esposa, una mujer de edad media; alta, pelo castaño, ojos verdes, mir...


Entró su padre a la casa y venía de su brazo
su flamante y nueva esposa, una mujer de
edad media; alta, pelo castaño, ojos verdes,
mirada escrutadora.

Atrás de ellos se veía una jovensita de sonrisa
amigable, cabello castaño y ojos del mismo
color a los de su madre, su mirada irradia,
ternura...

Esta se adelantó a ellos y estirando su mano,
le saludó amable... 
Hola me llamo Melania, espero que seamos
buenas amigas.
La mirada de Kendra era hostil, fría, y no fue
muy amigable cuando respondió...

Lo dudo... Yo no me hago amiga de nadie... 
Su padre la riñó... ¡Kendra!

 ¡Esos modales no te los enseñó tu madre!
Kendra le da la espalda y le dice...

No de ella no... Pero los aprendí de tí...
Hay en sus ojos azules, lágrimas de decepción...
Gabriel no entiende si es por el dolor de creer
que ha reemplazado el recuerdo de su madre;
porque antes nunca, ella se comportó así.
Se defendió de su acusación...
Yo... Yo nunca he sido así, balbuceó muy 
avergonzado de su respuesta.
¿Pues qué modales me enseñas querido padre?

Se voltea y su mirada acusadora lo enfrenta...

Te vas de viaje y regresas casado, no me has
tomado en cuenta para tomar decisiones...
No te sorprendas, si de hoy en adelante yo
tomo sola mis propias decisiones.
Damaris le dice... Te dije que le avisaras, antes
de casarnos... Gabriel le sonríe amorosamente...
Todo está bien amor... Esto se arregla hoy mismo.



Ahora se vuelve a su hija y trata de explicarle...
No hubo tiempo para grandes ceremonias; ni
muchos invitados... Siento no haberte llamado
antes.
Kendra lo mira rencorosa y sostiene la mirada
desaprobadora de Damaris... 
Voltea hacia ella y le dice... 
No se olvide señora que esta fue la casa de mi
madre, y que yo soy su retrato, donde quiera
que me vea la estará viendo a ella...
Y... Antes que a usted...
Mi padre juró amarla a ella... ¿Lo sabe?
Terminó con crueldad haciendo énfasis en 
sus hirientes palabras... 

Yo muchas veces lo escuché... Dijo con voz 
insidiosa y sonrisa despectiva...
Damaris se llevó la mano a la boca para evitar
que saliera una imprecación; estaba furiosa,
ante tal ataque verbal; se dio la media vuelta.
Melanie la tomó del brazo... La llevó al otro
lado de la sala... 
Su voz sonó suave y convincente... Mamá...
Dale un poco de tiempo... Ya verás que 
cuando te conozca más, te aceptará...


Está resentida, dale un poco de tiempo.
Gabriel tomó del brazo a Kendra y la llevó a
su habitación.
Te voy a pedir más respeto para mi esposa y su
hija, esta es mi casa y todavía mando yo, y no
acepto que  trates de interponerte en mis
decisiones;  te callas y obedeces, tu voz no tiene
voto, hasta que hayas recuperado el juicio y los
buenos modales.
Antes de cerrar la puerta sentenció, en sus cejas
se veía un gesto de dureza que nunca antes le 
viera... Bajas a cenar y pides disculpas... Y...
Fin de esta discusión... ¿Lo entiendes?
Kendra le miró retadora... ¡No pediré disculpas!
¡Pues estás castigada hasta que lo hagas!
Kendra no se rindió, se iba muy temprano a 
la secundaria, apenas desayunaba algo, y no
comía el resto del día... No bajaba a cenar.
De noche asaltaba el refrigerador... 
Llevaba la comida a su cuarto, casi engullendo 
hambrienta lo que pudiera... Y así pasaron
varios meses. 
Un día, estando en la hora de la cena, Melania,
dijo a Gabriel... Creo que estás siendo muy duro
con tu hija...
Damaris la riñó... ¡Melania! ¿Cómo te atreves?

Melania siguió hablando... Sí mamá tengo razón,
ella está muy dolida por la boda, además 
extraña a su madre.
Gabriel la miró y aceptó lo que ella decía...
Si... 
No debí traerlas a esta casa tan... Llena de
recuerdos para ella y he sido muy... 
Desconsiderado con ustedes, al obligarlas a
aceptar, a una chiquilla mimada como Kendra.
Se quedó callado pensando en lo que podría
ser una buena solución, se dirigió a Damaris 
con una sonrisa amable... Creo que...
Para empezar de nuevo debo comprar otra casa...
¿Me ayudarás a conseguir una nueva casa, amor?
Damaris se pone de pié y va hasta donde está 
sentado, se recarga a sus espaldas, y encierra con
sus brazos,  los hombros y el cuello de Gabriel. 
Haremos lo que tu digas... ¿De acuerdo Melania?
Así es el comienzo de la nueva vida para Kendra,
Al mirarse en el espejo se dice a sí misma... No...

Esta no es la clásica historia de la cenicienta, que
recibe abusos de su madrastra y hermanastra, y
que lucha por el amor de un atractivo príncipe,
y para hacer que se enamore de ella, aparenta lo
que no es...
Una bella doncella vestida de ropas reales...

Su madre le contaba esas historias que de
pequeña, le gustaban... 
Pero que ahora le parecían ridículas...
Algo en ella había cambiado... 
Quizá nunca se resignó perder a su madre
que tanto amó... 
O quizá fue el hecho de que su padre buscara 
en tan corto tiempo, el consuelo en brazos de 
Damaris. 
Ella ya no creería en el amor de Gabriel su
padre, porque antes le decía te quiero nena... 
E igual le decía a su mamá... Te amo... 
¿Entonces
cómo era posible que amara a otra mujer, de
la misma manera?
¿Cómo podía haberla olvidado tan pronto? 

Cuando su padre se vuelve a casar y trae a su
nueva esposa y a su hija a la que fuera casa 
de su madre... Fue un golpe a su corazón y...
Al empezar a crecer se dio cuenta que...

Definitivamente no era ya la princesa que 
creyó de niña ser... 
Mucho menos sumisa, tierna... 
Como cuentan de cenicienta... 
Ese papel se lo dejaría a Melania, que...  

Le quedaba perfecto...Kendra era muy chica
aún; pero desde ese día, tomó la decisión de
independizarse, terminando la prepa; viviría 
su propia vida, sin importar el arrastrar con
sus  propios errores y equivocaciones a causa
de su inexperiencia...
Sin echar la culpa sobre nadie; así fue como... 
Su decisión se reafirmó día a día...

Ya no importaba que Gabriel hubiera comprado
una nueva casa y formara una nueva familia...
Ella no encajaba ahí... 
No era parte de esa nueva familia... 
 Aceptó eso sin romper en llanto, ni hacer una de
sus rabietas.
Ahora era clara la preferencia de Gabriel por su
nueva hija Melania, ella era estudiosa, un poco
simplona, pero obediente a su madre.
Supo ganarse el cariño de su padre; reconoció 
que Gabriel se refugió en el amor de Damaris,
y muy pronto se olvidó de la madre de Kendra.
Eso pensaba ella y su comportamiento fue de
mal en peor...
Así pasó el tiempo de la secundaria...
Gabriel y su esposa, siempre en la dirección de
la escuela... Recibiendo felicitaciones por su hija
Melania.
O recibiendo quejas y más quejas por la mala
conducta de Kendra...

Gabriel se la pasó  castigando las rebeldías.
propias de la adolescencia de su hija Kendra.
Un día ya no soportó más y la amenazó...


Si no cambias y observas una mejor conducta. 

 ¿Como Melania papá? Le dijo Kendra con tono irónico...
Se mostró confundido pero respondió pronto... 


¿Ehh? ¡Ahh, sí!    Claro que como ella...
Ella no causa problemas, tiene excelentes notas,
Y...
Ahórrate el discurso querido padre...
¿Nunca dejarás de compararme?
Ella y yo somos diferentes...
¿Aún no lo comprendes?

Las lágrimas empezaron a rodar por sus
mejillas, pero las contuvo, porque su altanería
y soberbia eran más fuertes que la sensibilidad
de su corazón...


Está bien... En sus ojos brillaba el reto... 

Gabriel
conocía bien esa mirada... La oyó decir...


No te daré un sólo problema más, pero te
advierto que en cuanto termine la prepa,
me iré.
Dejaré que disfrutes a tu nueva y perfecta familia.
¡No me chantajees con irte de la casa! 
De nuevo se vio la furia reflejada en sus ojos.

¡No lo acepto! Esta vez su tono era terminante,
Kendra guardó silencio por un instante, cuando 
vio el rostro rojo por la cólera de Gabriel.
Hasta que vio, que el semblante de su padre se
relajó ella también fue terminante.

Si al salir de la prepa, te niegas a dejarme ir,
por  ser menor de edad, les haré la vida
imposible a tu esposa y a tu otra hija... 
De tal manera que tendrás  que echarme tú
mismo de la casa ¿Lo entiendes papá?
Gabriel vio la decisión en los ojos de Kendra,
sabía que cumpliría al pie de la letra lo que
decía... Todavía se negó a aceptar el que se
fuera... 
Con voz temblorosa trató de convencerla...
Serás aún muy joven para irte...

Me opongo a que te vayas...
Había en sus ojos ahora el temor de que
cumpliera su promesa...
Entonces te declararé la guerra a tí y a tu
flamante y nueva familia... Dijo ella con una
amenaza velada y apretando las quijadas...
Te aseguro que pasaremos momentos muy,
pero muy desagradables... 
Caminó hasta la ventana y le dio la espalda...

Después de ese día ya no hubo quejas...
En la prepa ya no dio ningún problemas... 
Pero en casa Gabriel tuvo que aceptar con 
disimulo...
Ver como humillaba constantemente a su
hermanastra.
Melania era dócil, callada y nunca se quejó.

Kendra lo hacía delante de su padre, siempre con
la mirada retadora, esperando a que la defendiera.

Gabriel cobardemente bajaba la cabeza... 

Tal era el amor por su hija, que lo soportaba
todo, por el temor de verla marcharse. 
Melania lo sabía, y también nunca dijo nada,
porque no quería ser la causa de que Kendra
se fuera de la casa.
Gabriel una tarde le pidió disculpas, había
lágrimas en sus ojos... 
Estaba apesadumbrado...
No sé cómo disculparme por la forma en
que te trata Kendra... 
No tienes por qué soportarlo... ¡Defiéndete!
 ¡Haz algo ! 
Ella sonrió dulcemente y tocando su hombro,
trató de tranquilizarlo... Todo está bien... 
No se preocupe...

Ella... Ella no es tan mala como parece...
¿Tú crees? Preguntó Gabriel con un brillo 
en los ojos de esperanza.
Melania le dice segura de creerlo así... 
Usted podría darse cuenta... 
Si tan solo viera en el fondo de sus ojos.

Gabriel fue hasta la ventana y viendo hacia
fuera; con los hombros caídos, y su mirada
triste denotaba incredulidad... 
Kendra era mala... 
El que tratara así, a  una chica tan generosa
como Melania era imperdonable.
Algunas veces vio en los ojos de su esposa 
el coraje, pero sabía que no le diría nada, 
porque lo veía deshecho y sin fuerzas para
luchar contra esa chiquilla indomable. 
Damaris se sentía muy afortunada por ser 
madre de una niña tan dulce y amorosa como
Melania.
Llegó el gran día... La graduación de la
 prepa...
El baile inolvidable... El primer beso... 
Los abrazos de los sentimentales...
Que juraron solemnemente, juntarse de 
vez en cuando para saludarse...
Desde días antes, ella había buscado un 
cuarto pequeño de acuerdo a sus posibilidades.
Encontró uno en una azotea; tendría a la vista,
toda la ciudad delante de sus ojos... 
Eso lo vio como una compensación; aparte de
que el elevador tenía múltiples fallas y tendría
que usar las escaleras, lo cual le serviría de 
ejercicio constante.  ¿Qué más podía pedir?
Pagó el depósito y dos meses por adelantado; 
eso le daría algo de tiempo para buscar un empleo.
El dinero que juntó de sus mesadas sin gastar
ni un peso aunque tuviera hambre, en ocasiones 
tenía tiempo y se preparaba un sándwich y con
una botella de agua se iba a la prepa.
Otras veces Melanie le echaba en la mochila
algo de fruta, o yogur para beber... La mirada
de sus ojos siempre amable, cariñosa....

Kendra la miraba con esos ojos inescrutables; 
pero nunca se lo agradeció, siempre gruñona, 
ni siquiera una mueca amigable. 

Cuando se fue a vivir en el cuarto de la azotea
continuó con sus estudios, ya sin la ayuda de
su padre...
Su recio carácter la impulsó a continuar y así
como empezó; un día terminó, después de esos
duros años, de desvelos y tener dos trabajos
para pagar, la renta, y la universidad... 
Como muchos otros, pidió beca por bajos 
recursos, cuidó cada peso para invertirlo en 
sus libros, pasajes del metro y alimentos.
No fue fácil trabajar y estudiar, pero esforzándose
lo pudo hacer, cuando presentó la tesis y recibió, 
su certificado... Sintió recompensado su arduo
trabajo... 
Eso le dio una gran satisfacción... Sin embargo
su corazón se había endurecido aún más... 
Asistía a fiestas continuamente para relacionarse
con otros abogados y gente importante, 
causaba una buena impresión por su  inteligencia,
recibía halagos, porque su juventud era notoria, 
a pesar de las gruesas capas de maquillaje
que usaba para verse mayor.
Muchos reconocían que aunque era demasiado
joven, tenía un cerebro brillante, que ejercía bien 
su profesión, y que detrás de esa cara hermosa y
cuerpo tentador, existía un ser implacable y un 
contrincante astuto, muy capaz de hacer llorar a
un jurado y sacar libre a su defendido aunque esto
pareciera imposible...
Eso le ganó el respeto de muchos y la envidia de
otros.
Algunos más; reconocían sus habilidades y esa 
mirada dura; clásica en ella, que los mantenía a
distancia, para no propasarse.
Ya para este tiempo, cuando empezó a prosperar
más y su departamento ya no era en azotea, sino
en un edificio elegante.
No se olvidó del inicio duro y su lucha constante, 
no se rindió y no aceptó ninguna ayuda de su padre.

No le gustaba visitarlo, ni lo invitaba a visitarla,
porque sabía que no vendría solo.
Sólo le hablaba por teléfono, para escuchar su
voz anhelante, eso le hacía recordar su niñez
 antes de perder a su madre.
Pero su debilidad era sólo por un momento, al
aspirar, con fuerza una bocanada de aire, se
recuperaba en un instante.
De cuando en vez le invitaba un café o una 
comida en algún restaurante, le pedía que fuera
solo.
Gabriel al principio no quería aceptar por el 
desaire que hacía a su esposa, pero a insistencia 
de Damaris un día  accedió.
Kendra se mofó de él cuando lo vio y le dijo 
con sarcasmo... ¡Vaya! ¿Te dieron permiso al fín?
Gabriel contestó mientras se sentaba frente a ella...
Aunque no lo creas, ella fue la que me insistió a 
venir...
Nunca he entendido tu aversión para con Damaris 
Melania... Le reprochó.
Kendra miró su reloj y dijo... Padre si vienes a 
hablar de ellas, me temo que tendré que dejarte...
Gabriel se rindió de inmediato su voz se escuchó 
casi suplicante... 
¡No! ¡No!... Está bien ¿De qué quieres hablar?
Kendra lo mira a los ojos y le dice...
Sólo quería verte y tomar un café contigo... 
¿Puedo papá?
Gabriel enmudeció por unos segundos... 
Por mucho tiempo esperó un abrazo, un 
" Te quiero papá" Y ella estaba ahí enfrente
suyo con esa mirada inmutable.
Sus ojos azules sin demostrar una mirada de
cariño, como cuando era niña y se abalanzaba
 a sus brazos,

 al llegar del trabajo...
 ¿Había afecto detrás de esa mirada inescrutable?
¿Qué había cambiado a esa niña sensible de antes?

¿Acaso la muerte de su madre?
Él no se sentía culpable... La amó  mucho y de ese
amor nació ella, pero al morir su esposa decidió
reanudar su vida... ¿Era eso imperdonable?
Kendra lo observa detenidamente... 
¿Qué piensas papá?

Nada importante le contesta y sale en forma
abrupta, de sus pensamientos y contesta con
animosidad...
Cuéntame de ese caso tan mencionado en la 
prensa,
¿Qué piensas de esos ancianos, que dicho sea
de paso, para todos son culpables?
Ella sonríe... 

Nadie es culpable hasta que se le demuestre.
¿Los vas a defender? Pregunta Gabriel insistente...
Sí... Afirma ella, voy a ser su abogado defensor...
Por lo que he escuchado el fiscal es muy competente,
dice Gabriel y da un sorbo a su café...
Kendra lo mira incrédula... 

¿Dudas de la capacidad de tu hija, querido padre?

¿Cuándo estarás seguro de mi "Papá"?
Gabriel se da cuenta que ha cometido un error
y trata de retractarse, pero su hija se pone de
pié y se despide...

Gracias por venir y estar un momento conmigo...
Dale las gracias a tu esposa... 
Por "Convencerte de venir a verme"
Por un momento su voz pareció quebrarse, pero 
levantantando el rostro sonrió desafiante...
Lo abrazó tiernamente y le dio un beso en la
frente; se despide ahora secamente sin inflexión
de emoción alguna ni en su voz ni en su semblante.
Era la primera vez que se vieran desde que saliera
del regazo de su padre.
Después de ese día Kendra estuvo más distante 
que nunca...
Y así pasaron los días y los meses.
Su carrera iba en ascenso, tenía ahora el aprecio 
de muchos y la envidia de otros...
Otros que la veían demasiado joven para ser tan
astuta, y demasiado hermosa para ser inteligente...
Un día recibió la visita de Melanie... 
Ella estaba muy  nerviosa...
Le ofreció una bebida de frutas y se sirvió otro 
vaso para ella...

Esperó sin decir nada, solo viéndola a los 
ojos, viendo que su bello rostro en marcaba 
esa misma sonrisa dulce de siempre.

Por fin le dijo el motivo de su visita...
Mi novio está detenido, acusado de asociación
delictuosa, por favor ayúdame a sacarlo de la
cárcel...
Las lágrimas resbalaron por sus mejillas

 Él no es tan malo como parece...

Ha sido llevado por su padre a cometer toda
clase de ilícitos...

 pero lo ha hecho sólo por obedecerlo... 
Bajando la cabeza le relató el sufrimiento 
de su novio...
Siempre amenazado de muerte... Por su 
propio padre y secuaces de la organización.

  
Y culminó diciendo...

No ha encontrado la forma de salirse de todo eso.
Un día se rebeló y quiso matarlo... 



Pero le faltaron las fuerzas para hacerlo...

No es un asesino... Por eso te pido que lo 
ayudes; él es sólo una víctima más del
 "Capo Mayor"
Kendra hace un gesto de visible enojo y le dice...
¿Del "Capo Mayor"?  ¡Melania!
¿Cómo rayos te enamoraste del hijo de ese hombre
 tan peligroso, y despiadado?

No sé cómo las mujeres buenas como tú; 
se enamoran de pende... "Pendencieros"como ese...

Dime como se llama e ire a verlo...  "Pero" 
No te prometo nada...
Se llama Blas Reyes como su padre... 
Luego de dar el nombre de su novio, la 
abrazó efusivamente y salió de la oficina... 
Confiaba ciegamente en Kendra... Sabe que
no la defraudará.

Kendra sentía por esa muchacha un afecto
especial, era el único recuerdo amable de su
adolescencia... 
Sacaría a ese hombre de la cárcel, haciendo
lo que fuera necesario hacer.
Reunió todos los datos posibles para saber
cómo era en realidad Blas Reyes...
Después de indagar todo lo posible de él... 
Fue a verlo a la cárcel y se presentó como 
su abogada.
Blas Reyes  le dice... Tenemos nuestro propio
equipo de abogados... Pero gracias de todas
maneras...

Lo dijo sin mirarla.
Me contrató Melania...
Le contestó y esperó para ver su reacción... 
Se mostró inquieto... 
Había temor en su cara... Luego le suplicó...
Que no sepa nadie de ella por favor... 
No quiero que se vea involucrada... No quiero
que sepan  nada de ella ni de su existencia.
Kendra le dice con acento seguro.
Bueno... Has cubierto bien tus espaldas.
Parece ser que "esta relación" la has
escondido muy bien...

No lo sabe tu padre ni sus cómplices... Así que...
Puedes estar tranquilo.
Viéndolo directo a los ojos le dice...
Melania cree que tú eres "bueno" 
Yo lo dudo... Pero en fín... Me ha pedido que 
te ayude a salir de aquí.
Para ayudarte necesito que que me entregues 
pruebas que comprometan a tu padre ¿Aceptas?
Blas Reyes reaccionó con una mueca de terror 
en su rostro. 
¡Nunca! ¡Me mataría él mismo! Usted no lo
 conoce...

Pues ya supe algunas cosas de él... Lo demás 
quiero que tú me lo digas... 
Sus ojos lo miraban como si tratara de adivinar
lo que estaba pensando...

Entregame su diario de contabilidad... 
Su lista de cómplices, todo lo que pueda 
hundirlo en la cárcel para siempre.
Blas Reyes se pone de pié abruptamente 
y la interrumpe... En su cara se refleja una
sonrisa mezcla de sarcasmo e incredulidad... 
¿Y su acta de nacimiento también? 

Ella sigue con el mismo tema una y otra
vez ...
Sabe cómo acorralarlo para conseguir su
objetivo...

Dime dónde guarda esas pruebas y yo me 
encargaré de  sacarlas... 
Sé que tienes miedo pero creeme que es la 
única forma de ayudarte... 
Y ayudar a Melania ¿La amas?
Esta es la única condición que pongo para 
ayudarte.
El fiscal es amigo mío y te va a exonerar,

 te darán una nueva identidad...

A tu padre le haremos creer que  trataste de
 fugarte de prisión y te mataron en la huida.

¿Quieres ser feliz con Melania?
¡Esta es tu oportunidad! Hay oportunidades
que se presentan una sola vez en la vida...
Blas Reyes le temía a su padre, nunca se había
detenido para mata... Sabía que lo mataría sin
piedad si se daba cuenta que lo había traicionado.

Por otra parte... Le era leal... Pero...
¡Qué diablos!
Empezar una nueva vida... Era como la promesa
del paraíso hecha realidad... Estaría con él, la
mujer que tanto amaba... ¡Melania! 
Su recuerdo le ayudó a tomar la decisión...

Amaba a su padre, pero era más fuerte 
el temor que siempre le inspiró... 
Era desalmado, frío y egocéntrico.



Lo obligó a participar amenazando con dañar 
a su madre. 
Fue mucho el tiempo de angustia, hasta que 
ella murió de un infarto... 
Pero ya estaba demasiado involucrado y no
pudo escapar, de ese destino cruel que lo
tenía atrapado, jamás expondría a Melania.

 Dime dónde están los documentos... 
Kendra insistía...
Necesito entregarlos para la averiguación 
correspondiente, hablaré con el Juez y le diré
de tu participación voluntaria.
Blas Reyes preguntó con sarcasmo...
¿Será tan fácil como en las series policiacas?

Kendra suspiró aliviada, tomó esa pregunta 
como un sí y llegó el momento de decir su plan. 
Mira tus abogados vendrán a verte y te harán
preguntas de mí, no faltará quien les diga que
vine a verte... No les hables nada de mí, pueden
entrar en sospechas, de que estás haciendo un
trato y le avisaran a tu padre.
Tú les dirás que me interesa tu caso y que te 
ofrecí mis servicios como defensoría de oficio 
pero que los rechazaste porque  quieres que 
te defiendan ellos... El equipo de abogados que 
tu padre paga tan generosamente.
Ya no vendré a verte para evitar sospechas...
Yo misma entregaré esas pruebas acusatorias...
¿Cómo piensa obtenerlas? Movía sus manos
con nerviosismo

Tengo mis propios métodos y mis ayudantes, por
esas pequeñeces, no te preocupes.
Dame las llaves de tu casa, no pienso romper la
puerta.
Blas Reyes le dijo que le habían sido recogidas, 
también su reloj, la cartera y además sus anillos...
Ahora la veía a la cara...
El gesto adusto de ella le hizo comprender que
era una persona fría, no sólo en sus gestos sino
también en su actuar... 
Kendra le daba instrucciones; no tenía mucho 
tiempo y los abogados del capo mayor, podían
llegar en cualquier instante... 
A Blas le dolía en su corazón romper esa lealtad 
y lazos  con el ser que le dio la vida...

Quizá nunca se perdonaría  a si mismo por 
esa traición... 
Aceptar irse a otro país, sin volver jamás, 
olvidarse  de su tierra y padre, y no ir ya 
nunca más a dejar flores en la tumba de su
madre.
A cambio de esa libertad viviría prisionero 
de sus culpas.
El juez y el fiscal estuvieron de acuerdo en 
exonerarlo, por las circunstancias en que se
vio envuelto; y por la participación voluntaria
en dar los elementos necesarios para enviar
de por vida a la cárcel a un delincuente tan
peligroso.
Las argucias legales, esta vez no lograron 
sacar a su padre en libertad... 
El capo mayor estaba hundido en la tragedia...
Preso y peor aún se sintió cuando se le avisó 
de la muerte de su único hijo...
De estar libre él mismo hubiera ido a matar 
a los culpables... 
Por primera vez estaba solo, sus cómplices en 
cárceles diferentes para evitar una nueva 
asociación.
Sin un centavo, todas sus cuentas vacías, 
requisitadas por la justicia. 
Sus abogados no presentaron apelación... 
Si no había dinero ya no habría más defensa... 
La lealtad no paga honorarios...
Un día antes de partir, Kendra le entregó a 
Blas los documentos legales para su nueva 
identidad.
Ese mismo día... Le dijo con mucha seriedad...

Melania es mi hermana... Si me entero que 
le has hecho daño... 
Te aseguro que el miedo que le tenías tu padre 
será poco comparado al que me tengas a mí...
Sus ojos azules despedían como chispas de fuego...
A Blas Reyes se le hizo un nudo en la garganta... 
Esa mujer tenía una mirada capaz de derretir 
el acero de cualquier mala intención...
Era indómita como un animal salvaje... 
Melania le había contado algo sobre ella, pero
al ver ese rostro adusto y boca de hermosos
labios deformados por el gesto amenazante... 
No tuvo ninguna duda...
Era el ángel guardián que todos quisieran tener, 
para ser defendidos de gente igual o peor que su
padre.
Melania los seguía con la mirada; un poco retirada 
de ellos... Se acercó y trató de ver en la profundidad 
de los ojos de Kendra ojos y encontró lo que ella 
supo siempre...Ternura de hermana, ahora se veía
melancólica por su partida... 
Abrazandola  se despidió de ella, Kendra, también 
la abrazó y le dijo al oído... 
Si se porta  rudo, llámame... Siempre estaré al 
pendiente de tí, así como tú hiciste conmigo.
Lo sabes... ¿Verdad? Ahora la mira a los ojos... 
Melania afirma con la cabeza sin poder evitar el
llanto... Sabía que a pesar de tu rudeza hay en tí
buenos sentimientos... Gracias le dice... Por hacer 
posible mi felicidad, y te puedo asegurar que...
¡Seremos muy felices!
Al día siguiente, Gabriel y Damaris fueron con 
ellos al aeropuerto... 
Kendra no vino... Ambos dijeron...
Antes de subir al avión; Melania vio a Kendra 
de lejos, semi escondida para no ser vista 
discreta le pegó con el codo en el estómago a
Blas y con la mirada le indicó que ella estaba 
ahí para despedirse.
Blas al verla le sonrió pero ambos fingieron no 
verla, respetando su decisión de no ser vista por 
su padre y Damaris.
Kendra se fue rápido, antes les dijo adiós levantando
la mano en alto.
Ya en sus asientos, el avión despegando, Melanie 
le pregunta a Blas, ¿Qué te decía mi hermana ayer?

Él sonríe y le acaricia las mejillas... Que te quiere 
mucho y que te cuide... Y yo le dije que eres la 
chica más maravillosa del mundo y que te amo...
Melania se ríe... ¡Eres un mentiroso!
Está bien... Me amenazó con descuartizarme si te 
hago sufrir... Dijo en tono muy serio.
Ambos se ríen, se recargan en sus asientos, 
se toman de las manos...

 A esa ruda mujer le deben el poder amarse
libremente... Jamás podrían olvidarlo...
Han pasado ya cinco años... 
Kendra está en una fiesta, de las muchas en 
las que participa, socializando con personajes 
importantes, que ha conocido en los pasillos 
de los juzgados o en el estrado.
Ha cambiado no solo su aspecto; ahora es más
sofisticada, tiene ese refinamiento y elegancia,
que ha adquirido con el paso de los años...
Es una abogada muy respetada en ese medio
en el cual se desenvuelve como sirena en el agua.

Hay un personaje que le llama la atención,
Es un muy atractivo hombre que no tiene la
suerte de conocer... 

Sin poder evitarlo sabe de inmediato, que
su corazón está en peligro de enamorarse.
Nunca se a enamorado, pero hoy siente 
que, ese hombre es tan especial que, la está 
cautivando.
Se siente cohibida... 
No puede dejar de mirarlo, ¿Así es el amor?
No lo sabe a ciencia cierta, ¿Cómo explicarlo?
Lo ve un poco ¿Cansado? ¿Molesto?


Quizá lo han dejado plantado...
¿A un hombre como él?

 ¡Imposible creerlo!
Lo ve servirse otro trago...


No le gustan los ebrios... Lo mejor será olvidarlo.
Se voltea a otra parte y platica con otro abogado,
no puede evitar voltear a verlo de vez en cuando...
De pronto sus miradas se encuentran... Los ojos
de ella se pierden arrobados en los ojos de él...

él sonríe se da cuenta del efecto que causa
en ella, lo mismo de siempre, con las demás
mujeres con las que se encuentra...
Si ella no hace nada por ocultarlo...
¿Qué remedio le queda?
Dejarse querer por una mujer así como ella.
Se siente por demás halagado.
Como hombre satisfecho en su ego; no se da
cuenta de lo especial que es ella...

Su primer amor, la ternura de ser mujer y 
buscar la entrega de ese corazón que ama
por vez primera.
Draco estaba impuesto a seducir y a ser 
seducido, y tomó el camino más fácil...

Dejarse querer por esa mujer que hoy está
a sus pies.
No pensó si ella era diferente a las mujeres
que antes había conocido... Y...
Así empezó ese romance entre ellos.

Para ella el era un dios pagano y ella su reina,
se dejó llevar por esa fantasía que viven los
enamorados.

Draco no se dio cuenta de que él también se
estaba enamorando.
Porque ella lo elevó al paraíso del amor, con
sus besos de fuego y su cuerpo inmaculado.
Ávido de amar y ser amado.

Fueron días de pasión intensa e inolvidable
para ambos.

¡Te amo! Le dijo Kendra en un tono sincero.
Luego se sonrió y le dijo...
Nunca se lo he dicho a nadie... Estuve tan
ocupada, que nunca aprendí a conquistar a
ningún hombre... Puedes sentirte afortunado.
Él le acaricia los labios...
Gracias entonces por decirme a mí esas bellas
palabras... Y sí... Me siento afortunado.

Se acomoda las mangas de la camisa, está algo
apresurado...
Tengo que irme a la oficina... 
Se despide rápido.
Kendra vive con plenitud ese amor que le da
este hombre interesante y guapo.


Ahora si se siente completa, con su carrera
en ascenso y el amor de Draco.
Ambos se dan el amor a manos llenas, sin
pedir nada a cambio.

Draco ha caído en sus propias redes...
Sin darse cuenta, que está enamorado; sigue
pensando que esta será como las otras veces,
terminada la pasión y cada quien por su lado.
Una de esas tardes Kendra se desocupa temprano
y va a buscarlo a la oficina.
Le dice su asistente que está ocupado y le pide
que se siente, les ofrece un café o refresco a ella
y a otra joven que también espera a Draco.
Se sienta junto a ella y después de unos minutos,
para hacer menos aburrida la espera, empieza a
platicar con ella.
Hola me llamo Sonia, la otra chica se presenta,
Yo me llamo Kendra le contesta ella.
Vienes a... ¿Algún asunto privado?
 Le dice Kendra mientras hojea una revista que
ha tomado de una mesa.
¡Vengo por mi novio Draco! Hoy cumplimos dos
años y quise venir a invitarlo a comer...
Haber si tiene tiempo, últimamente tiene mucho
trabajo.
Kendra  se puso de pié y se tambaleó un poco, 
sintió que el mundo se hundía a sus pies. 
Sonia le dice ¿Te sientes bien?
Sí... Será mejor que me marche...
Justo en ese momento se abrió la puerta de la oficina
de Draco... Un hombre salió con él y se despidió
con un apretón de manos...
Los ojos de Draco se encontraron con los de Kendra,

La sorpresa estaba impresa en ellos...
Sonia se acercó y quiso besarlo, pero él la
esquivó y se acercó a Kendra...
Ella le dio la espalda... Y cerró la puerta, al
salir.
Draco la siguió hasta el carro pero ella no quiso
escucharlo... Oía su voz muy lejana...
Sonia le jaló del brazo... Draco ¿Qué está pasando?
Él no dijo nada, fué a la oficina tomó las llaves
de su auto, y le dijo a su asistente que cancelara
todas las citas pendientes.
Sonia esperaba una explicación, pero él subió
a su auto y se marchó sin decirle nada.

Kendra sentía en su corazón un dolor violento,
recordó a su padre aquél día que llegara a la
casa con Damaris.
¿Por qué los hombres son tan mediocres para 
amar?
Tomó la carretera para dejar salir la desilución,
que le lastimaba el alma...
Su pié se hundió hasta el fondo del acelerador,
no podía aceptar que había sido engañada.
Draco iba tras de ella, no quería pensar, en que
ella lo dejara para siempre.

Todavía no se daba cuenta de que las mujeres 
como Kendra, no dan segundas oportunidades,
y jamás aman dos veces.
Debió saberlo, pero no se dieron el tiempo para
conocerse, no sabían nada el uno del otro.
Vivieron ese amor arrebatado sin pensar en el 
mañana. 
Ahora ambos sufrirían las consecuencias,cada 
cual a su manera.
De pronto aparecieron unos motociclistas, y
Kendra giró el volante para no atropellarlos,
salió de la carretera dando tumbos el carro sin
control, finalmente el auto se detuvo.
Ella bajó del auto estaba asustada... Pero no por
ella, sino pensando en que podía haberlos atropellado... 
Los vio alejarse igual de felices como aparecieron.

Draco se bajó del auto y la abrazó... Le
temblaban las piernas,
del susto, pensando en que pudo haberse matado...
Ahora entendía que la amaba demasiado y que
no quería perderla...
No quería aceptar que ya la había perdido.


Ella se refugió en sus brazos, en ese momento
lo necesitaba demasiado...
Era el amor de su vida, y ese sería el último
abrazo,ya pasado el susto se separó de su abrazo,
y hace ademán de subirse de nuevo al carro, él
la detiene...

No puedes irte sin que hayamos hablado...
Ella desliza su mano por la mejilla de él.
Siente una gran tristeza, pero no quiere
escucharlo.
Haciendo un esfuerzo por irse, le dice...
¡Te amé demasiado! Mira cómo me pagaste.
No hay nada que puedas decir que ya me
interese.
Draco le quita las llaves de la mano y dice
con infinita tristeza... Creeme que también
lo estoy pagando.
Hasta hoy supe lo mucho que te amo...
Los ojos de Kendra se vuelven inexcrutables
y le dice... 
¿No crees que ya es demasiado tarde?
El hielo de su mirada que no conoció antes,
le congeló el corazón.
La toma del brazo y no quiere que se marche...

Por favor dame la oportunidad de explicarte...
¿Tu canallada tiene explicación? 
Su mirada triste lo envuelve...

Sí... Contestó Draco con un monosílabo.
No puede evitar que las lágrimas salgan
de sus ojos...

Kendra baja la cabeza y también llora por 
ese amor que le está doliendo, con un n
en la garganta le dice...
Entonces ve y dale esa explicación a Sonia,
que la ha de estar esperando... 

Ve a festejar con ella tus dos años de noviazgo.
Le quita las llaves sube a su auto yponiéndolo
en marcha, con un rechinido de llantas se aleja.

Pasa los días y los meses, dos años han pasado,

Draco pierde toda esperanza, ya no se acerca,
para evitar ser rechazado.
Envuelto en la nostalgia de los recuerdos del
pasado...

 Reviviendo día con día sus besos y caricias...

Sus primeros encuentros...

El amor que Kendra le había dado sin reservas.

Sus ojos azules lo perseguían, haciendo que se
sintiera una alimaña de primera...
La recordaba cuando le confesó su amor, 
aquella mañana antes de irse al trabajo.

¡Ciego, tonto y estúpido! Se insultó de nuevo.

Kendra se sentía vacía por dentro; no había
paz en su corazón, aunque el dolor había ya
pasado... Al ver que la seguía a todos lados, 
a veces demasiado cerca, el olor inconfundible
de su perfume hería su olfato y le llegaban al
cerebro las veces en que lo acariciara.


Sentía la soledad y la inmensidad de su tristeza.

Después de cinco años.
Estaba en una fiesta, lo vio a lo lejos, como
la primera vez que lo viera.
Fue a sentarse y de pronto él le invita un trago,
ella le dice... Gracias pero no bebo...
¿Entonces por qué me bebiste el alma?
¿Perdone cómo dice? Finge no escuchar y su
voz se escucha con indiferencia.
¿Me permite esta pieza? La invita a bailar y ella
acepta.
Bailaron varias veces, sin darse cuenta, era como
si nadie existiera.

Magia y amor descubrió en ella... Al acariciar
su piel sonrosada y tersa.
Cuando se acabó la fiesta, no se atrevió a pedir
una cita, tenía el temor de que no se la diera.
Al día siguiente tocó a su puerta ya muy noche...

le dio un ramo de flores y le pidió que salieran.
Ella aceptó y él esperó afuera.
Al estar bailando sus cuerpos estaban muy juntos...
La suavidad de sus manos al deslizarse, era una
caricia nueva, estar juntos era una sensación que
disfrutaban, viéndose a los ojos.

Después de esa noche, salieron varias veces 
más,
era como si nunca se hubieran conocido.
Nuevas las caricias, nuevos los besos.

Reían y platicaban, el pasado ni lo mencionaban
siquiera.
Se despedían sin poder evitar besarse, lo hacían
con miedo... 

Miedo a que el hechizo se rompiera.


Él conoció el amor con sufrimiento, lo supo al ver
en sus ojos la sorpresa de saberse engañada... Jamás 
olvidaría ese día... No quería sentir ese dolor en el
pecho... Por ella descubrió el amor, no la perdería
de nuevo, lloró al igual que ella, sintió el mismo
dolor, porque cuando dos personas se quieren, se
comparten todos los sufrimientos.


La otra gran verdad... Era que ya no podría 
vivir sin ella.
Kendra abrazando  el presente quiso borrar el 
pasado.
Su corazón de acero, aprendió a palpitar y dejó
que la sangre fluyera con libertad, por todo su
cuerpo y cerebro.
Era humano cometer errores y al abrazar ese
presente y olvidar ese pasado decidió empezar
de nuevo, perdonando a su padre, por haber
olvidado a su madre.
Se casaron una tarde en una iglesia de un pueblo,
sin invitados especiales, solo algunos amigos y
conocidos... Tampoco  invitó a su padre, le dijo
 lo mismo que el le dijera... No hubo tiempo...

 Para grandes ceremonias; ni muchos invitados...
Siento no haberte llamado antes...
La luna de miel...


Superó todos sus recuerdos de los primeros momentos.



                                                                           FÍN
Escrita por Ely Rmz 

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