SE ACABÓ EL TIEMPO DE TU REINADO

Cuando la Reina cae, aun sus siervos la tienen por derrotada,
la critican, pero no pueden humillarla porque su bajeza no los
deja... Y porque saben que mal hacen, pero se atreven siendo
desleales y contumaces...

Necesitas descansar, dormir y reanimarte... Te ves tan cansada.
¿Por qué no te visten de tus ropas reales y calzan tus delicados pies,
ya cansados de tan duro viaje?

¡No, mejor no te sientes! Porque ha llegado hasta aquí, el que
te persigue... ¡Huye, escápate! Porque la muerte aún te
persigue... ¡Corre, corre mucho, y busca otra ruta de escape!

¿Porqué la soberbia? ¿No ven tus ojos cansados y necesitados
de luz? Tus labios cerrados ya no sonríen como antes... y tu
garganta reseca no tiene la fuerza para dar las órdenes prestas...
Tu vestido de luto, declara el dolor, que por los poros te sale.
¿Porqué te debates en el recuerdo otrora bello?
¿Cómo quieres que te vean radiante como antes eras?

Cuando aun conociendo tu real dignidad, te venció tu debilidad de ser
mujer...
Y fuiste derribada hasta el suelo, como cualquier mujer enamorada...
Solo fuiste trofeo en manos de tu amante... por el cual eras capaz de darle
el reino completo...

Así perdiste todo, no solo tus tesoros más preciados, tu reino entero,
y hubieras perdido la vida, si no huyes para salvarte...
¡Que importa que tus súbditos no te sean ya leales!
Creen que al criticarte no podrás reprocharles, su deshonroso proceder.
¿No comían a tu lado, en la misma mesa? Más que siervos, eran como
tus hijos amados... Te pagan así por el infortunio en que estás.
Cuando te levantes Reina, dales el pago justo por su deslealtad.
Porque esa deslealtad acabó por desanimarte...

Es necesario que saques la fuerza para levantarte...

¿Recuerdas ese reino que tenías antes?

¡Ya no existe! No hay tesoros, ni siervos leales... Para encarar los
males que hoy enfrentas, debes estar en la realidad.
Tu cetro por espada cambiaste... cuando al huir para salvarte... supiste
que ya Reina nunca volverías a ser, porque perdiste no solo la corona...
También las vestiduras reales... fue entonces que juraste...

¡Desde hoy seré la guerrera que la vida me obliga a ser!...

¡Pero te falta el coraje!

Entonces rompiste el espejo donde antes te miraste...

Para recuperar al menos la dignidad, sabiendo que no recuperarías
el reino jamás.
Empiezas a armar el rompecabezas, sola, hoy estás sola,
¿Tiene valor el vivir así?

¡El hecho de estar viva te obliga a seguir!

Solo tienes tu vida... sin reino que gobernar... sin pueblos que conquistar...
Sin un hombro donde recargar tu cabeza y llorar, como cualquier mujer.
Te pones de pie y al apuntar con el arco, ¿dime qué esperas?
¿El comienzo o el final?