EL TIMÓN DE MI MENTE

Quiero perderme en la nave del olvido... parece imposible.
El Timón direccional que tengo en la mente, gira una y otra
vez y me regresa.
Los recuerdos malévolos me acosan y no puedo ser tan
feliz como quisiera. Perdí mucha felicidad y es por eso
que quiero recuperar algo de lo que me debe la vida...
Es cierto que ya no hay temor o angustia, vivo mis
recuerdos desde otra perspectiva, no pude hacer nada
antes, y quisiera borrar esos momentos... Pero es como
la goma pegada en el zapato.

Así llevo esos pensamientos para siempre adheridos, con
ese adhesivo, que llevamos en el corazón los humanos.
Tengo pesadillas aún por las noches, pero ya no me atormentan.
Cuando veo a mis bebes platicar, reír sin temores y parece ser
como si hubieran olvidado... No lo sé... No quiero preguntarlo.
Porque ellos, como yo están marcados, y esas cicatrices del alma
a mí no se me han borrado.
Juntos vivimos cosas terribles...
¿Cómo las arrancamos de nuestra mente? Están ahí... y afloran siempre...
Es un dolor palpable, muy, muy, inquietante...
¿Cómo olvidar, lo que tenemos cincelado en la mente?
Los enseñé a amar a su padre, a pesar de todas las cosas,
a no juzgarlo como no lo juzgué yo.
A soportar con entereza la tragedia de vivir a su lado.
Cada cual sobrevivió por sí mismo, porque como seres
humanos, estamos todos dotados de ese sentido de
sobre vivencia

Al cual nos aferramos desesperadamente...
¡Gracias sean dadas a Dios que nos hizo fuertes!
Muchas veces me pregunté ¿Dónde está Dios? Y hoy entiendo
que siempre estuvo junto a mí y me dio la capacidad de
resistir. Y no una, sino varias veces, me salvó de morir...

Cuando estamos juntos los oigo reír y bromear. Admiro su capacidad
para sobrellevar ese dolor infligido sin misericordia por su padre...
Una arruga se hace en mi frente y el recuerdo vuelve...