ALCÉ MIS OJOS EN EL INFIERNO...

Aunque aún, no se confirman por médicos, mis terribles sospechas... Solo el pensar me enloquece... Hoy que la angustia me corroe... Vo...



Aunque aún, no se confirman por médicos, mis terribles sospechas...
Solo el pensar me enloquece... Hoy que la angustia me corroe...
Volteo y te busco a mi lado... Debería reírme de mi necedad...
Yo sé que tú resistes al soberbio...
Y... Yo me he erguido... Altiva... Soberbia... Altanera...
Mirando a otros, hacia abajo, ¡Como si yo fuera diferente!
Tú eres el único arriba... Los demás somos como gusanos, perdidos
en el pecado...

No quiero dejarme arrastrar, de nuevo, por el agua...
Dame la fuerza, que necesito, para aprender a nadar en ella...
Ya tenía mucho que no me derrumbaba en llanto...


De hecho, un día... en medio de mi rebeldía, juré que mis

lágrimas se secarían...
Y fueron muchas las torturas, sin derramar una sola lágrima...
¿Eso me hizo fuerte?
He caminado erguida... Orgullosa de mí misma... Quizá...
Eso no te ha agradado...
Ese espíritu de guerrera... Que en mi victoria, me elevó,

Y me hizo sentirme bienaventurada...

Me he ufanado, me volví altiva... Y el precio estoy pagando...
Cada caída... cada golpe, que me dio la vida...
Cuando entré en el agua helada de la ignominia... y el fuego
abrazador, del horror, que viví y que me amenazaba vorazmente...

En calcinar toda mi energía, de luchar por mi vida...

Pronto veré al médico y... si confirma mis sospechas... Me derrumbaré...
Tal vez clame a ti... como un loco desesperado...

Quizá no pueda resistir, ese trago amargo... Quizá me vuelva con violencia...
Y muerda tu mano... como lo hace una serpiente herida...

Y te echo en cara mis sufrimientos pasados...
Esa preciosa mano, con la cual me sostuviste, cuando resbalaba y caía en él
abismo del dolor... en el cual viví... todos esos absurdos años...
Desde hoy... antes de saberlo... Te pido que perdones mi humana
debilidad...
El acero templado, de mi corazón, se ha derrumbado y.
Vuelve a ser de carne...
Y de hueso y sangre mi cuerpo herido...
Que un día se llenara, del plomo del pecado... Cuando alcé mis brazos,
y festejé... el haber salido del mismo infierno...


Cuenta me di... O, más bien, pensé... que era tan fuerte como el acero...
Ese pensar adquirí, cuando entré en el agua helada de la ignominia...
Y el fuego calcinante, del infierno que viví...



No me dejes hoy, te ruego... Déjame sentir tu abrigo, tu piedad con
el mendigo...
Sé que antes estuviste a mi lado, cuando llena de espinas, caminé 
por la vida...
Es solo que no te vi... Mis ojos humanos te querían ver, porque los
del alma... a causa de tanto dolor... los había cerrado...

Estos cinco años, que la felicidad, la paz y la tranquilidad, me rodearon...

Las he saboreado... gota a gota... momento a momento... Tanto... Tanto...
Que casi de ti me he olvidado...
Aunque he visitado tu casa de oración... vez tras vez... Y me he derrumbado...
Reconociendo de rodillas ante ti... que soy un pecador... Rogando por vida
y salud, para mí y los que amo...

Dame la fuerza que de ti necesito... Hoy he desmayado y caído en mí
debilidad humana... Perdona Señor... mis agravios...

Escrita por Ely Rmz
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